“La felicidad te saluda cada mañana al despertar, tu miopía te impide verla correctamente” (Abel Desestress)
Un artista británico decidió invadir el cielo de Londres con 2.057 nubes rosas, con forma de cara feliz, como parte de una iniciativa contra el ambiente depresivo que se vive por la crisis financiera.
"Cada siete minutos, por cuatro horas, lanzamos una nube que tiene una vida de 30 minutos", le explicó a BBC Mundo, Stuart Semple, un artista de 28 años que planeó el evento por ocho meses.
"Hace mucho que lo quería hacer, porque veía a la gente muy apagada y deprimida. El objetivo de esta pieza de arte es contribuir al buen humor de la gente y que mejor que nubes rosas y caras felices, no?", agregó.
El objetivo de esta pieza de arte es contribuir al buen humor
Stuart Semple, artista contemporáneoLa tecnología para fabricar las nubes procede de Estados Unidos y es 100% segura para el medio ambiente.
"Son como algodones de azúcar que venden en las ferias, pero la verdad es que me parece curiosa la idea porque Londres no necesita más nubes", opinó Cristina, una turista española que está visitando la ciudad por unos días.
Este miércoles es un día "típico inglés": nublado y oscuro. Uno de los organizadores comentó que en si hubiera estado brillando el sol el efecto habría sido más impactante, pero el artista no está de acuerdo con esa percepción.
"Estoy contento que sea un día tan gris y tan nublado porque es el contraste que buscaba. Un día miserable para una cara feliz", enfatizó Semple, quién es considerado un artista de nueva generación.
Arte imprevisible y efímero
En la convocatoria, de todos modos, el artista advirtió que "todo dependía del clima", ya que esta tecnología no funciona bajo la lluvia.
2057 nubes rosas fueron lanzadas frente al Tate."Lo mejor de este proyecto es también su debilidad: es imprevisible. Si hubiera llovido mucho, entonces las nubes no hubieran podido formarse. El viento también es el que decide el rumbo de las caras", dijo el artista.
En este sentido, el viento decidió llevar la mayoría de las nubes hacia la City, el centro financiero de Londres.
"Lo que más me gusta es la idea que una de estas nubes pase junto a un edificio de la City y un banquero vea pasar una carita feliz por la ventana. ¿Te imaginas?", dice con una pícara mirada.
Es difícil saber si estas nubes hechas de espuma de jabón de origen vegetal y helio, arrancaran alguna sonrisa en la City. Pero frente al Tate Modern, donde se instaló la efímera exhibición, los turistas miraban asombrados el atrevimiento de llenar a Londres de más nubes, aunque éstas fueran de color rosa.
"Cada siete minutos, por cuatro horas, lanzamos una nube que tiene una vida de 30 minutos", le explicó a BBC Mundo, Stuart Semple, un artista de 28 años que planeó el evento por ocho meses.
"Hace mucho que lo quería hacer, porque veía a la gente muy apagada y deprimida. El objetivo de esta pieza de arte es contribuir al buen humor de la gente y que mejor que nubes rosas y caras felices, no?", agregó.
El objetivo de esta pieza de arte es contribuir al buen humor
Stuart Semple, artista contemporáneoLa tecnología para fabricar las nubes procede de Estados Unidos y es 100% segura para el medio ambiente.
"Son como algodones de azúcar que venden en las ferias, pero la verdad es que me parece curiosa la idea porque Londres no necesita más nubes", opinó Cristina, una turista española que está visitando la ciudad por unos días.
Este miércoles es un día "típico inglés": nublado y oscuro. Uno de los organizadores comentó que en si hubiera estado brillando el sol el efecto habría sido más impactante, pero el artista no está de acuerdo con esa percepción.
"Estoy contento que sea un día tan gris y tan nublado porque es el contraste que buscaba. Un día miserable para una cara feliz", enfatizó Semple, quién es considerado un artista de nueva generación.
Arte imprevisible y efímero
En la convocatoria, de todos modos, el artista advirtió que "todo dependía del clima", ya que esta tecnología no funciona bajo la lluvia.
2057 nubes rosas fueron lanzadas frente al Tate."Lo mejor de este proyecto es también su debilidad: es imprevisible. Si hubiera llovido mucho, entonces las nubes no hubieran podido formarse. El viento también es el que decide el rumbo de las caras", dijo el artista.
En este sentido, el viento decidió llevar la mayoría de las nubes hacia la City, el centro financiero de Londres.
"Lo que más me gusta es la idea que una de estas nubes pase junto a un edificio de la City y un banquero vea pasar una carita feliz por la ventana. ¿Te imaginas?", dice con una pícara mirada.
Es difícil saber si estas nubes hechas de espuma de jabón de origen vegetal y helio, arrancaran alguna sonrisa en la City. Pero frente al Tate Modern, donde se instaló la efímera exhibición, los turistas miraban asombrados el atrevimiento de llenar a Londres de más nubes, aunque éstas fueran de color rosa.
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