domingo, 13 de abril de 2008

MAQUINA DE HILAR


Inventos que cambiaron el curso de la humanidad.
James Hargreaves; 22 de abril de 1720) fue un tejedor y carpintero de Lancashire, Inglaterra. Inventó la spinning jenny en 1764.

Junto con Richard Arkwright, Hargreaves es uno de los nombres más conocidos de la Revolución Industrial en Gran Bretaña, aunque se sabe poco sobre su persona. Nacido en Stanhill en Oswaldtwistle en Lancashire, vivió en Blackburn, que por entonces no era más que un pueblo de unos 5 000 habitantes, conocido por la fabricación de los “Blackburn greys”, ropajes hechos de una trama de lino y algodón que normalmente se enviaban a Londres para que allí se les imprimiera algún motivo. La demanda de hilo de algodón desbordó pronto a la oferta, pues la rueda de hilar de un sólo hilo no podía abastecerla.

Se dice que la idea de la Jenny se le ocurrió al ver una rueda de un solo hilo girando sin control en el suelo en posición horizontal. Se dio cuenta de que si se situaban varios husos alineados y la rueda se ponía en horizontal en lugar de en vertical se podrían hilar varios hilos a la vez. Esta idea pudo nacer en la cabeza de Hargreaves o quizás en la de Thomas Highs, que tenía una hija llamada Jenny: las fuentes están en desacuerdo.

Hargraves se enfrentaría pronto a los luditas de Lancashire, hiladores tradicionales que veían peligrar sus puestos e trabajo por la invención de la nueva hiladora. Tras irrumpir en su taller y destruir toda su maquinaria Hargreaves tuvo que trasladarse a Nottingham, donde la industria del algodón se beneficiaría del incremento de producción de hilo. También Arkwright se trasladaría al Nottingham, donde alcanzó aún más éxito que Harreaves. Hargreaves hizo jennies para un hombre llamado Shipley. En julio de 1770 pidió la patente para su máquina, lo que le permitió emprender acciones legales contra los fabricantes de Lancashire que habían empezado a usar su diseño sin su permiso. Sin embargo, al haber pedido la patente con tanta tardanza su demanda no prosperó, aun así Hargreaves continuó en el negocio hasta su muerte en 1778, un año antes de que Samuel Crompton inventase la spinning mule, de diseño superior. Cuando murió, la jenny era muy utilizada en toda Gran Bretaña. Sin embargo, Hargreaves murió en la relativa pobreza.

viernes, 11 de abril de 2008

La aviación


Inventos que cambiaron el curso de la humanidad.
Alberto Santos Dumont (Palmira, actual Santos Dumont, Minas Gerais, 20 de julio de 1873 ” Sao Paulo, 23 de julio de 1932) fue un aviador brasileño, inventor e ingeniero (a pesar de no haber tenido formación académica en ese área).

Santos Dumont fue el primer hombre en despegar a bordo de un avión, impulsado por un motor aeronáutico; algunos países consideran a los hermanos Wright como los primeros en realizar esta hazaña, debido al despegue que ellos realizaron el 17 de diciembre de 1903. Sin embargo, Santos Dumont fue el primero en cumplir un circuito preestablecido, bajo la supervisión oficial de especialistas en la materia, periodistas y ciudadanos parisinos. El 23 de octubre de 1906, voló cerca de 60 metros a una altura de 2 a 3 metros del suelo con su 14-bis, en el campo de Bagatelle en París. En menos de un mes, repitió la hazaña delante de una multitud de testigos, recorriendo 220 metros a una altura de 6 metros. El vuelo del 14-bis fue el primero verificado por el Aeroclub de Francia, de un aparato más pesado que el aire en Europa y posiblemente la primera demostración pública de un vehículo levantando vuelo por sus propios medios, sin ser impulsado. El 14-bis tuvo un despegue auto-impulsado, razón por la cual, Santos Dumont es considerado por parte de la comunidad científica y aeronáutica (principalmente en su país de origen, Brasil) como el “Padre de la aviación“.

jueves, 10 de abril de 2008

MAQUINA SUMADORA


Inventos que cambiaron el curso de la humanidad.

Solo aprovechamos una minima parte, de lo extraordinario que es la vida. (Abel Desestress)

Blaise Pascal inventó y construyó la Pascalina, la primera máquina sumadora de la historia, precursora de las calculadoras de hoy. Era de funcionamiento mecánico y basado en engranajes. Los historiadores de la computación reconocen su gran contribución en este campo. La Pascalina era capaz de realizar operaciones como la adición y la sustracción (el museo de Zwinger, en Dresde, Alemania exhibe una de sus calculadoras mecánicas originales).
Mayores datos de este notable personaje de la histora. Ingresar a;
http://historia-abel.blogspot.com

miércoles, 9 de abril de 2008

PARARRALLOS


Inventos que cambiaron el curso de la humanidad.
Benjamin Franklin
Su afición por los temas científicos comenzó a mediados de siglo, y coincidió con el comienzo de su actividad política. Estuvo claramente influenciado por científicos coetáneos como Isaac Newton, o Joseph Addison (especialmente sus obras Ensayo sobre el entendimiento de Locke y El espectador). En 1743 es elegido presidente de la Sociedad Filosófica Estadounidense.

A partir de 1747 se dedicó principalmente al estudio de los fenómenos eléctricos. Enunció el Principio de conservación de la electricidad. De sus estudios nace su obra científica más destacada, Experimentos y observaciones sobre electricidad. En 1752 lleva a cabo en Filadelfia su famoso experimento con la cometa. Ató una cometa con esqueleto de metal a un hilo de seda, en cuyo extremo llevaba una llave también metálica. Haciéndola volar un día de tormenta, confirmó que la llave se cargaba de electricidad, demostrando así que las nubes están cargadas de electricidad y los rayos son descargas eléctricas. Gracias a este experimento creó su más famoso invento, el pararrayos. A partir de ahí, se instalaron por todo el estado (había ya 400 en 1782), llegando a Europa en la decada de los '60. Presentó la teoría del fluido único para explicar los dos tipos de electricidad atmosférica, la positiva y la negativa, a partir de la observación del comportamiento de las varillas de ámbar, o del conductor eléctrico, entre otros.

Franklin fue un prolífico científico e inventor. Además del pararrayos, inventó también el llamado horno de Franklin o chimenea de Pensilvania (1744), metálico y más seguro que las tradicionales chimeneas; las lentes bifocales, para su propio uso; un humidificador para estufas y chimeneas; uno de los primeros catéteres urinarios flexibles, para tratar los cálculos urinarios de su hermano John; el cuentakilómetros, en su etapa de trabajo en la Oficina Postal; las aletas de nadador, la armónica de cristal... Estudió también las corrientes oceánicas calientes de la costa Este de Norteamérica, siendo el primero en describir la Corriente del Golfo.

En 1756 fue elegido miembro de la prestigiosa Royal Society, y en 1772 la Academia de las Ciencias de París le designó como uno de los más insignes científicos vivos no franceses.

domingo, 6 de abril de 2008

Este Blog, apoya a los hombres y mujeres de Chile, en su lucha por “El Día después”


Nada más nefasto, que alguien que crea tener la verdad, para los demás. (Abel Desestress)

REPROUCCION FIEL DE LA CARTA QUE CIRCULA EN INTERNET. VIA E-MAIL

Carta abierta a los 36 parlamentarios que interpusieron el Recurso de
Inconstitucionalidad de las Normas de Regulación de la Fertilidad ante
el Tribunal Constitucional. de CHILE

Queridos Señores (33) y Señoras (3);

Bueno, por lo general las cartas abiertas son respuestas a algún
comentario o acción de alguien relativamente importante escrita por
alguien definitivamente insignificante, así que primero que nada el
título no puede estar mejor puesto.
Segundo, mis queridos ilustres diputados, les confieso que nosotros
-la ciudadanía- no esperamos la gran cosa de ustedes en vuestra
calidad de legisladores. Es decir, ya sean oficialistas o de
oposición, con quien se junten o no, lo que coman, lo que hagan o no
con sus vidas (y con nuestro dinero), o que de vez en cuando nos
enteremos de una que otra de sus fechorías no nos quita el sueño. Como
sabrán –y vaya que lo saben- los chilenos somos en general personas
tranquilas, quitados de bulla, más preocupados de ir al supermercado
en nuestro poco tiempo libre o bien compartir con la familia y amigos.
La verdad que eso de salir a las calles a manifestarnos en masa o
protestar en la Plaza Italia y romper mamparas y alumbrado público no
es algo que hagamos muy frecuentemente (excepto para el 11 de
Septiembre y el Día del Joven Combatiente, claro está). Así, que a
alguno de ustedes le de por meterse en el bolsillo las lucas
destinadas a trabajos municipales, o que se repartan al cachipún los
cupos electorales, que se hayan autoasignado uno de los sueldos
parlamentarios más altos del planeta (¿seis o siete millones?), que no
asistan a las votaciones, que varios de ustedes participen en las
comisiones del congreso en las que tienen intereses económicos, que
nos hayan transformado en el último país de occidente en contar con
una ley de divorcio (la cual dejaron convertida en un enredo
administrativo de puta madre), que atiendan sumisamente los llamados
de las empresas que les financian sus campañas políticas, o bien que
voten en el senado para agraciar a tal o cual primo, hermano, pariente
en segundo grado, púdico sacerdote o extravagante guía espiritual nos
tiene, en general, sin cuidado. Aunque tampoco somos tan tarados; no
por nada consistentemente los elegimos -junto con el poder judicial
(que coincidencia, no)- como la institución peor evaluada de la
nación. En otras palabras mis patricios congresistas, que gracias al
binominal muchos de ustedes estén en esos puestos sin siquiera haber
obtenido una votación presentable, o que vuestro enardecido discurso
moral en ocasiones no se condiga con los intrincados orígenes de su
patrimonio material, o que varios de ustedes tengan la sofisticación
de una garrapata y la altura de miras y vuelo intelectual de un
semáforo, todo eso nos importa un pepino. Como pueblo, como masa, como
lumpen, como empleado fiscal, como profesora de provincia, sabemos que
el poder es un juego al que nos estamos invitados. Eso lo hemos sabido
desde siempre, desde que nuestros antepasados llegaron arrastrados por
la cesantía desde las salitreras o bien escapando de los caseríos
latifundistas. Así ha sido siempre y no vemos porque debiera cambiar
justo ahora. No tenemos problemas con eso, de verdad. Luego, espero
nos lo reconozcan, desde una perspectiva histórica creo que les hemos
dado bastante manga ancha. No se pueden quejar; los tenemos bastante
malcriados a los perlas.
Ahora bien, y entrando de lleno al punto que ha suscitado merecido
revuelo durante estos últimos días y que me ha obligado a sacarme el
bronceador y detener mis merecidas vacaciones en las hermosas Islas
Seychelles para abocarme a mis labores comunicativas
cívico-ciudadanas, este último numerito que se han mandado al
interponer un recurso de acusación en el Tribunal Constitucional para
prohibir la distribución y uso de ciertos métodos anticonceptivos
(algunos de los cuales se vienen usando hace más de cuarenta años) y
estando ad portas del que a todas luces será un desfavorable fallo
(desfavorable para el sentido común), este último de sus actos nos ha
producido tal desconcierto, desazón y molestia que bien podría
decirse que se acercan peligrosamente a límite de nuestra benévola
paciencia. En otras palabras mis queridos ilustres, en estos momentos
la ciudadanía nos preguntamos; ¿que cresta creen ustedes que están
haciendo?
Con sus intrincados argumentos medievales y vociferando enardecidos
panfletos sólo inteligibles para ustedes y sus más cercanos han
intentado ha martillazo limpio imponer sus parafernálica y fláccida
moral sobre todo el pueblo de Chile. Han metido su ponzoñoso dedo
legislativo y judicial en el útero de cada mujer en esta tierra. Sin
que nadie se los pidiera, sin que nadie lo necesitara, serpenteando y
palmoteando espaldas por entre los fangosos pasillos del aparato
judicial chileno (que siempre se muestra tan solícito a escucharles)
se han inmiscuido en el vientre de cada mujer, de cada madre, de cada
abuela, de cada hija, de cada esposa, de cada polola, de cada pareja
de nuestra largiforme nación. Bien hubiésemos esperado este
comportamiento inquisitivo y pechoño de esa tropa de fanáticos
religiosos con los que se rodean y que ya antes nos habían divertido
al lograr la prohibición de la película La Última Tentación de Cristo
(algo que en su época vimos más bien como una anécdota para el
recuerdo). Pero ustedes, ustedes son Diputados de La Republica
¡Ustedes son Honorables Diputados de La República de Chile! ¡Ustedes
fueron elegidos! ¡Ustedes!, que pasaron por el cedazo de las urnas
¡Ustedes!, que debieran al menos fingir que nos escuchan ¡Ustedes!,
que debieran saber que el nuestro no es un mundo de cilicios
autoflagelantes ¡Ustedes!, que en sus manos radica el poder para
afectar la vida de cada chileno, ya a que a diferencia de vuestra
merced, nosotros no tenemos fuero y seremos juzgados y regidos en
corrientes tribunales de acuerdo a las normas que salen de sus manos
alzadas ¡Ustedes!, que haciendo de patronos ginecobstetras ahora se
han metido en nuestras sábanas y han manoseado hasta en lo más
recóndito de nuestros abdómenes, y con una soberbia de la que hace
alarde sólo el que tiene pavor por el más allá, han dictado cátedras
paganas sobre temas que le son más propios a la ciencia -¡La Ciencia!-
y al sentido común.
Durante estos años de democracia, ataviados en oropeles, acarreados
por sus choferes particulares, refugiados en sus inexpugnables
oficinas en el Congreso, protegidos por guardaespaldas, custodiados
por guardias privados y conserjes que velan por cada uno de sus bienes
en los lujos condominios precordilleranos en los que habitan, han
construido y deformado de tal forma su perspectiva de la realidad que
ya ni siquiera son capaces de vislumbrar las consecuencias de sus
actos. Con una mano se han tapado el rostro con un manto de seda
mientras que con la otra han blandido la fusta de su moral rancia y
añeja que hasta ahora nos había parecido más bien una benigna
consecuencia del circo por el que cada año tenemos que pagar cientos y
cientos de millones de pesos. Y ahora ese monstruo de siete cabezas
engendrado en ese show de candilejas se ha vuelto una vez más contra
nuestra ya no sólo para quedarse con nuestros trabajo, con nuestros
impuestos y con buena parte de nuestra vida de sacrificios y largos
horarios; ahora también quieren nuestras almas. Y nos apuntan con el
dedo y nos juzgan y condenan con cargos que a duras penas logramos
entender. Ya que para nosotros llevar una T en el útero no significa
estar condenado a arder en el infierno hasta el fin de los tiempos.
Nosotros no creemos que estemos matando un ser humano ni mucho menos.
No nos consideramos aborteros o asesinos, como ustedes nos llaman.
Asesinos son otros. Asesinos y genocidas son otros. Ustedes, mis 36
dignísimos diputados, levitando en la nube del poder, la indiferencia
y la soberbia ya no son capaces de advertir que no somos más que
personas normales con un trabajo, con familia, tratando de pagar
cuentas, y dándonos pequeños gustillos muy de tanto en tanto, y a
crédito. No sentimos ni queremos la culpa que ustedes cargan y no nos
agrada que nos apunten con el dedo. Al contrario, y en vista a que
están sentados en esos felpudos sillones gracias a nuestros votos, de
verdad apreciaríamos que nos hicieran las cosas más fáciles, y no al
revés, como lo están haciendo ahora. Especialmente ustedes que se
decían los paladines de las preocupaciones reales de la gente (a
propósito; ¿qué opina le gente de esto?). En vez de tener que convivir
con sus cabezas enredadas en nuestras sábanas, apreciaríamos que
tuviesen la misma convicción y premura que han demostrado en estas
lúbricas materias en asuntos que nos serían de mucha más utilidad. Por
ejemplo, no nos vendría mal una ayuda con el impuesto específico de la
bencina que junto con el precio del petróleo nos tiene los bolsillos
raquíticos. Ni nada de mal estaría algún socorro para con el precio
del pan y de la leche, o mejor, ya que están preocupados de la salud
de los chilenos, algún proyecto ley que nos ayude con el tema este de
las Isapres que se ponen tan pesadas cada vez que uno de los nuestros
les da por enfermarse en serio. Y si no quieren o no les dejan
abocarse a esos temas, pues al menos déjennos en paz. No necesitamos
de sus acciones coercitivas. Déjennos vivir como vivimos. Así somos
nosotros, la masa, el populacho, la plebe, el C2 y C3, así somos; nos
gusta tirar, fornicar, hacer el amor, o como quieran llamarle. En
todas las formas y colores; con amor, sin amor, con pasión, apurados,
aprovechando la hora de colación, una cortita, una larga, el candado
chino, en fin. Por favor no olviden que al igual que otros mamíferos
superiores, como los delfines, papiones y chimpancés, nosotros, el
populacho, no tiramos sólo con fines reproductivos; tiramos por que
nos gusta. Tiramos por que es rico. Y claro que también nos mandamos
nuestras cagadas, y por eso que necesitamos de la famosa pastillita.
Claro que nos mandamos nuestras cagadas, ya que a pesar de que nuestra
presidente es doctora, mujer y laica, y también en buena parte gracias
a ustedes, jamás en nuestra vida tendremos una decente clase de
educación sexual en la escuela. Nunca nadie nos enseñará a planificar
a una familia, nadie nos dará un condón en la escuela ni nadie nos
contará del procedimiento para conseguir anticonceptivos en los
consultorios. Para nosotros la palabra gameto nos suena más a algún
olvidado delantero de la selección brasileña de fútbol. Para nosotros
el ciclo menstrual nos es tan misterioso y confuso como el software de
gestión de flota del Transantiago, y vaya a saber uno que chucha es
coitus interruptus. Todo lo aprenderemos a tientas, a empellones, a
oscuras, murmurando. Y en esas condiciones de analfabetismo-genital
claro que nos mandaremos nuestras cagadas y necesitaremos de la
pastilla de emergencia, más cuando no contamos con el dinero para
comprarla a sobre precio en alguna de las coludidas cadenas de
farmacias en los barrios acomodados, donde, cosa más rara, sí es
posible conseguir la famosa píldora. Y créannos, ilustrísimos
iluminados, que a pesar de nuestras pulsiones y comportamiento
primitivo conocemos las consecuencias, y es por eso mismo que
suplicamos por su benevolencia. Porque sabemos que no sería fácil ser
madre a los quince, catorce o trece. Porque si ya es difícil tratar de
aprender algo en una escuela pública con un presupuesto de treinta mil
pesos mensuales por alumno en la que apenas si aprendes a leer y a
escribir, mucho más nos costaría cuando tienes quince y te quedas
embarazada. Mucho más nos costaría cuando el director del colegio
subvencionado (el mismo que falsifica las asistencias) te expulsa para
que no le des "mal ejemplo" al resto de las compañeras. Mucho más nos
costaría cuando ser madre adolescente es un estigma y una carga, y no
una bendición.
Nosotros, mis hidalgos 36 promulgadores, respetamos sus creencias
religiosas y morales a las que incluso mayoritariamente adherimos o
simpatizamos de una u otra forma, aunque definitivamente no con el
fervor con el que ustedes aparentan hacerlo. Incluso, con un poco de
imaginación, podemos entender los motivos por los cuales ustedes
llegan a los extremos delirantes en los que viven; que piensen que el
sexo prematrimonial es un pecado, o bien que le digan fornicar a eso
que nosotros hacemos con tantas ganas cuando nos gustamos. Pero a
diferencia de ustedes, nosotros no pretendemos que todo el mundo haga
lo mismo que nosotros. Jamás se nos pasaría por la cabeza tratar de
imponerles tal o cual código de conducta sicosexual, ni mucho menos
juzgaríamos con intrincados trabalenguas morales lo que cada uno de
ustedes hace en su vida privada con sus prosaicos aparatos
reproductivos. Mucho menos -si tuviéramos el tiempo disponible, lo que
es difícil cuando trabajas diez horas diarias y tienes que viajar
otras tres en transporte público y con suerte nos dan una semana de
vacaciones al año- iríamos a un Tribunal Constitucional haciendo la
del niño taimado para intentar imponer nuestra obtusa visión del mundo
a punta de pataletas ¿Por qué entonces ustedes lo hacen con nosotros?
¿Por qué no nos dejan en paz? ¿Por qué no nos pegan una ayudita en vez
de andar hueviando?
Tengan cuidado honorables, que a diferencia de otras veces, como ya
dije, a diferencia de sus otros faranduleros espectáculos, esta vez ya
nos están empezando a empelotar de verdad, se los digo. Quizá la
próxima vez que sea llamado a votar obligatoriamente (ya que, cómo no,
tampoco se han tomado la molestia de bogar por el voto voluntario),
quizá a diferencia de aquellas otras veces en que anulé el voto o voté
al cara y sello, ahora quizá me tome la molestia de echarle un vistazo
a la papeleta para ver si aparece alguno de estos 36 lunáticos en
ella. Y quizá, cuando llegue la hora también me reservo el derecho de
mirar con fundada suspicacia al candidato o candidata presidencial que
ustedes me pongan enfrente. Quizá me pregunte y repregunte si vuestro
elegido vive en el mismo mundo de fantasía y de superchería que
ustedes, viviendo en la misma autista alucinación, desconectado de
nuestro sentir, de nuestras necesidades y de nuestros anhelos.
Para terminar mis queridos diputados, ya que esto está muy largo y a
estas alturas medio cursi y latero, lo más desconcertante e irritante
de todo es que con su acción maletera no han alterado ni una coma el
fondo del asunto, es decir, sobre la legalidad de vender o no la
-denominada por ustedes- Pastilla de Satán. La pastilla se seguirá
entregando a quien cuente con el dinero (y la receta, no nos
olvidemos) para comprarla. Lo único que han hecho es proscribir la
pastilla del sistema público de salud, o sea, han alejado la pastilla
de quienes no tienen la plata. Lo único que han hecho es agigantar de
una manera inexcusable el mayor pecado de nuestra tierra; han vuelto a
aumentar la diferencia, han levantado otro muro entre los que tienen
más y los que tienen menos. Con todo el poder que ostentan, con todo
el poder de ese mar que tranquilo te baña, con todo el poder que les
fue entregado, lo único que han hecho es asemejar nuestro mundo -el
mundo normal y cotidiano en el que los ciudadanos vivimos- a ese
mundo de castas y delirios morales en el que ustedes y sólo ustedes
viven. Han vuelto a parapetarse tras un muro de burocracia y poder al
que no dejan entrar. Una vez más nos han hecho más distintos, más
desiguales, y más lejanos.

Muy atentamente.
Max Barata, Entomólogo
Santiago de Chile, 5 Abril 2008.

sábado, 5 de abril de 2008

Vuela Boeing primer avión propulsado por pila de hidrógeno



LOS NUEVOS INVENTOS
Crecer, progresar y servir, deberia ser una ley universal de socializacion. (Abel Desestress)

Inventos que cambiaran el curso de la humanidad.
El fabricante aeronáutico Boeing informó que, por primera vez en la historia de la aviación, este jueves sobrevoló un avión tripulado propulsado por un pila de hidrógeno.


El fabricante aeronáutico Boeing informó que, por primera vez en la historia de la aviación, este jueves sobrevoló un avión tripulado propulsado por un pila de hidrógeno.

Señaló que un equipo de ingenieros de Boeing Research & Technology Europe (BR&TE -Centro Europeo de I+T de Boeing) alcanzó en suelo español este hito, con la ayuda de empresas colaboradoras de países como Alemania, Austria, Estados Unidos, Francia y Reino Unido.

En un comunicado fechado en Madrid, España, precisó que "Boeing trabaja de forma activa para desarrollar nuevas tecnologías para productos aeroespaciales respetuosos con el medio ambiente".

El director general de BR&TE, Francisco Escartí, afirmó "estamos orgullosos de nuestro trabajo pionero durante los últimos cinco años en el proyecto del Avión Demostrador de Pila de Combustible".
Para el proyecto se utilizó la estructura de un motovelero biplaza Dimona, con una envergadura de 16.3 metros, fabricado por Diamond Aircraft Industries de Austria.

Detalló que "BR&TE modificó este avión para incluir un sistema híbrido de potencia, compuesto por una pila de combustible de Membrana de Intercambio Protónico (Proton Exchange Membrane -PEM) y una batería de ión Litio que suministra energía a un motor eléctrico acoplado a una hélice convencional".

Boeing comentó que se realizaron tres vuelos de pruebas en febrero y marzo pasado en el Aeródromo de Senasa en Ocaña, y durante los vuelos el equipo alcanzó una altitud de 1000 metros sobre el nivel del mar, utilizando una combinación de energía de la batería y la potencia generada por pilas de combustible de hidrógeno.

Una pila de combustible es un dispositivo electroquímico que transforma el hidrógeno directamente en electricidad y calor sin los productos de la combustión, como el dióxido de carbono (CO2).
Además de calor el agua es el único producto de su combustión, agregó.

miércoles, 2 de abril de 2008

La Insulina


Inventos que cambiaron el curso de la humanidad.
Una de las enfermedades que no tenían paliativo hasta finales del S. XIX fue la diabetes.

Si entiendes que el tesoro mas grande es tu salud, entonces procuraras no perderlo jamas. (Abel Desestress)

A fines del siglo XIX los médicos alemanes Joseph von Mering y Oskar Minkowski descubrieron que al extirpar el páncreas a unos perros, éstos padecían diabetes.

Al comenzar el Siglo XX, en 1901, el patólogo estadounidense Eugene Opie descubrió los islotes de Langerhans, formados por cambios degenerativos de células pancreáticas, y la relación del mal funcionamiento de estas células con la diabetes.

Sharper-Schafer descubrió que la sustancia que estos islotes secretaban, controlaba el metabolismo de los carbohidratos, es decir que el páncreas realiza la función de transformar en energía el azúcar que se ingiere con los alimentos, la transforma en glucosa y ésta pasa a la sangre.

Cuando se reduce la producción de esa sustancia por un mal funcionamiento de esta glándula, aumenta la cantidad de azúcar en sangre y se produce la hiperglucemia, provocando serios transtornos que atacan la salud del enfermo.

Esta importantísima sustancia, necesaria para los diabéticos dependientes de ella, fue aislada recién en 1921, por los científicos canadienses Charles Best, John James Richard Maclend y Frederick Banting, quienes le dieron el nombre de insulina.

John James Richard Maclend y Frederick Banting recibieron en 1923 el Premio Nóbel de Medicina por este descubrimiento.

La insulina, que en sus principios era obtenida de animales, especialmente de los cerdos.

En 1955, el bioquímico inglés Frederick Sanger estudió la estructura molecular de la insulina, y a partir de este estudio, diez años después, los trabajos del bioquímico estadounidense Michael katsoyannis y de un grupo de científicos de la República Popular China, la insulina fue sintetizada.